Recientemente, el partido de extrema derecha Vox ha exigido al Partido Popular la derogación de varias leyes trans a nivel autonómico.
Es por hechos como éste que a quienes, desde otras posiciones políticas, criticamos también tales homófobas, sexistas y misóginas leyes, tratan de relacionarnos con la derecha y la extrema derecha.
Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el discurso crítico con el género que mantenemos parte del colectivo de lesbianas, gais y bisexuales, como quienes formamos parte de LGB Asociación, es de carácter progresista (crítica que es enarbolada por el feminismo radical y, sí, también por un sector del propio colectivo trans); y afirmamos contundentemente que quienes defienden que hasta el mismísimo Santiago Abascal pueda ir mañana al Registro y comenzar a identificarse como “mujer trans lesbiana” es un auténtico disparate que beneficia a la extrema derecha.
Haciendo memoria:
Antes de que se aprobase la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, más conocida popularmente como “Ley Trans”, en nuestro país, desde el 2012, en las diferentes Comunidades Autónomas ya venían saliendo adelante otras leyes trans. Y lo cierto es que, aunque tanto partidos políticos como medios de comunicación en general lo callen, para la aprobación de las mismas, la derecha más rancia y casposa de nuestro país ha tenido un papel fundamental.
La primera ley autonómica, del País Vaco, en el 2012, fue aprobada por unanimidad; es decir, la derecha votó a favor. Aunque esta ley no recogía la llamada "autodeterminación de género”, ésta se incorporó con una modificación en 2019 con el PNV (la derecha) a la cabeza.
La Ley Trans de Andalucía (2014) fue la primera en regular la “autodeterminación del género”. Ésta también salió adelante con el apoyo de la derecha.
En Madrid, la historia resulta cuanto menos curiosa: primero el PP presentó una ley en 2015 (sí, una ley trans propuesta por la derecha). Ésta fue rechazada por la Asamblea de Madrid y la oposición presentó la suya, que salió adelante, en 2016, bajo un gobierno de derechas, con la abstención del PP y los votos de Ciudadanos.
Y otro tanto de lo mismo ocurrió en Extremadura, en Murcia, Canarias, Castilla – La Mancha…: las diferentes leyes trans salieron adelante por unanimidad.
Ahora, en 2025, tal y como diferentes medios han informado, la extrema derecha Vox, ataca estas leyes aprobadas gracias al apoyo de la derecha.
Sin embargo, recordamos que a Vox no le ha preocupado la autodeterminación del género ni tan siquiera lo más mínimo desde que entró por primera vez en el Parlamento andaluz (en 2018). No en vano, desde aquel entonces, absolutamente ninguna llamada Ley Trans ha sido derogada hasta el momento.
Diferencias notables:
Los acontecimientos nos muestran claramente que criticar las leyes trans no tiene nada que ver con ser de derechas o de extrema derecha. De hecho, defender las mismas es, precisamente, darse la mano con quienes tanto interés han mostrado siempre en que saliesen adelante.
Sin embargo, se hace necesario señalar las diferencias que presentamos tanto con la derecha como la extrema derecha en la crítica a las leyes trans y la autodeterminación del género:
En LGB Asociación, sin embargo, perseguimos el bienestar de las personas autoidentificadas como trans que padecen disforia y queremos que no sufran discriminación.
A LGB Asociación nos mueven la ciencia y el sentido común; queremos acabar con una nueva forma de terapia de conversión que está haciendo estragos en jóvenes lesbianas, gais y bisexuales, así como contribuir a marcar una ruta de rumbo en la que todas las partes podamos salir beneficiadas.
Desde LGB Asociación buscamos la abolición del género y los estereotipos.
Definitivamente, no somos iguales. Es más, las leyes trans han reforzado socialmente la lógica que Vox defiende: han consolidado el sexismo al blindar el género y suplantar la coeducación; han puesto sobre la mesa una nueva forma de terapia de conversión que está causando estragos tanto en la infancia como en jóvenes lesbianas, gais y bisexuales; han contribuido al aumento de la violencia contra el colectivo; y han creado un clima hostil del cual salen favorecidos legalmente potenciales maltratadores, agresores sexuales y fascistas.
Precaución:
Recordamos que la derecha y la extrema derecha no se caracterizan ni lo más mínimo por apoyar al colectivo, y el simple hecho de que las diferentes leyes trans hayan salido adelante con el apoyo de partidos como PP, Ciudadanos y PNV, y con el silencio de Vox, nos debería, como mínimo, hacer sospechar.
Esto es algo que señaló Mar Cambrollé en un artículo titulado “La transexualidad no es queer”, que escribió allá por el 2008, antes de vendernos a todo el colectivo: “Me parece que lo que intentan es crear confusión registral y en la opinión pública”.
En efecto, confusión es lo único que se ha creado: confusión entre sexo y género, que está trayendo consigo el borrado de las mujeres y de la orientación sexual. De hecho, el concepto “trans” ha dejado de tener significado, pues ahora todo el mundo con nacionalidad española y mayor de 16 años puede serlo.
Es por ello que criticar la autodeterminación de género es, sin duda alguna, un deber de toda persona que sea de izquierdas, progresista: la extrema derecha es la única beneficiada con todas esas mal llamadas “leyes trans”.
Y es por eso que en LGB Asociación tenemos muy claro que ni Vox, ni leyes trans.
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