Por LGB Asociación
Durante los días 18, 19 y 20 de febrero, la World Professional Association for Transgender Health (Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero, conocida por sus siglas en inglés como la WPATH) impartirá unos cursos con el fin “entrenar a profesionales de la salud de todo el mundo en el contexto de las Buenas Prácticas 8 de WPATH”.
La WPATH, a diferencia de lo que en muchas ocasiones falsamente se pretende hacer creer, no se dedica simplemente a atender a personas adultas totalmente informadas y con plena capacidad para decidir sobre sus vidas, sino que, por un lado, como bien es sabido a raíz de una filtración, atiende a personas con serios problemas de salud mental y, por el otro, promueve la hormonación cruzada, la supresión de la pubertad y las cirugías en menores. Recordamos que numerosos estudios han señalado que, estadísticamente de forma significativa, la disforia de género que aparece en la infancia tiende a resolverse en la pubertad y que la mayoría de estos jóvenes llegan a tener una orientación homosexual o bisexual.
De hecho, el reciente Informe Cass ha señalado que en el servicio pediátrico de género Tavistock de Reino Unido, el 89% de las registradas mujeres al nacer se sentían atraídas por mujeres o eran bisexuales, y el 81% de los registrados varones al nacer se sentían atraídos por varones o eran bisexuales.
Como consecuencia de ello, en LGB Asociación consideramos que el hecho de suprimir la pubertad y producir daños irreversibles en menores cuya disforia podría resolverse con el tiempo y que podrían ser lesbianas, gais o bisexuales, es una clara terapia de conversión encubierta; una terapia de conversión 2.0.
Por eso, queremos manifestar nuestra plena condena a la celebración de unos cursos encaminados a atentar contra la salud física y mental de niños, niñas y adolescentes qu en un futuro formarán parte del colectivo y que, desgraciadamente, debido a los daños que se les habrá causado, no podrán disfrutar de su orientación homosexual o bisexual libremente.
Lesbianas, gais y bisexuales debemos oponernos a que, en nombre de una supuesta “salud trans” que carece por completo de evidencia científica, se promueva una nueva forma de terapia de conversión que atenta, una vez más, contra nuestros derechos.